martes, 22 de mayo de 2007

Carta a mis amigos

Que difícil es darse cuenta que uno ha hecho las cosas mal. Llevo treinta y tres años pensando que no es necesario ligarse demasiado con el entorno de uno mismo. Que es mejor que entre el yo y lo que envuelve al yo, exista una distancia suficiente para no estar comprometido. Siempre he pensado que aquellas plantas que yo no riego, las circunstacias la regarán y volverán a brotar de sus ramas nuevos frutos. Eso es lo que siempre he pensado, que las amistades que me han acompañado en silencio a lo largo del tiempo y yo no he regado, la vida se encargará de hacerlas volver a mi por arte de magia, como si mi magnetismo natural las tuviera que atraer por ley. Y asi ha sido. Siempre he descuidado el regar mis plantas, nunca he llamado mas de lo necesario, he olvidado visitar a aquellos que viven a mi alrededor y nunca he enviado una carta de felicitación para ningun aniversario. De hecho no se el aniversario de ninguno de ellos. Y de ello me avergüenzo mas de lo que me gustaría. Porque la vida es muy sabia, tan sabia que te demuestra, que por mucho tiempo que pases pensando que tu eres el centro del universo y que tu entorno gira a tu alrrededor como si de planetas tratasen, tu no eres nadie sin tus amigos. Te demuestra que la persona es un ente holístico. Un complejo que no se puede separar nunca de su cuerpo , su mente y de la red social y familiar que lo envuelve y lo protege...quiera él o no reconocerlo. Todos somos personas con unos fundamentos que nos hace ser mas fuertes o mas debiles según la agresión que recibamos del exterior. Podemos estar mejor o peor preparados para recibir los impactos que nos proporcionan las diversas experiencias de la vida. Pero todos necesitamos tener un entorno fuerte que nos apoye y apuntale cuando nuestros cimientos internos se ven demasiado débiles para soportar el peso de la experiéncia. Toda esta filosofía nunca me la he aplicado a mi, y de eso me arrepiento. Nunca he llamado lo suficiente a mis amigos. Nunca me he preocupado de sus problemas como ellos se merecían y nunca les había llamado cuando he tenido un problema....hasta hace poco. Después de darme cuenta que mis cimientos como persona se inclinaban al vacio de forma preocupante, no he podido mas que acudir a ellos para, por primera vez en mi vida, llorar. La mitad de ellos no saben siquiera el porque de todo, pero todos me han prestado su tiempo y su hombro para que pose mis lagrimas en ellos. Solamente espero que estas lagrimas sirvan para regar por primera vez la amistad que nunca antes cultivé y que de nuestras ramas florezcan nuevos frutos perennes. La vida es experiencia y aprendizaje continuo. Estoy contento de aprender.


PD: Esta nota va dedicada a todos aquellos que , posiblemente, me habeis visto llorar por primera vez. Un beso

1 comentario:

Diana dijo...

Es un placer ser una de esas plantitas tuyas...

Un beso